Los yacimientos encontrados en Odón, nos pueden desvelar quienes fueron sus primeros moradores y sus costumbres.
En » El Castillejo » en un montículo se encontraron algunos restos de cerámicas de la época celtiberia (siglo II a.C) y medieval (siglo XI). En » La Lomilla » se ha encontrado material cerámico muy deteriorado, y fragmentos de restos de vasos campaniformes incisos (dibujos geométrico), también se encontró algún microlito geométrico (utensilios cortos para cortar, raspar, perforar y grabar, utilizados en campamentos temporales hechos con cabañas de paja y barro). En el » Pozo Salobre «, se encontraron restos de diversas épocas: Celtibérica, Medieval y a un posible Bronce Medio (1.500 a.C.)
Juan Corominas dice que el nombre de Odón viene de OTE (Diminutivo de la palabra vasca OTE NO) que significa aliaga. Moreira dice que proviene de la palabra árabe WADI que significa río. Celdrán dice que deriva de la palabra celta UTA.
Otros historiadores le dan un origen germano cuyo significado «superior de muchos» es debido a San Odón, que fue el Superior de la Orden de Cluny y a cuyo cargo tenía a más de 1.000 monjes.
Según el archivero diocesano Agustín Gil (natural de Odón), el primer registro documental de Odón procede del año 1199 que aparece con el nombre de «Cortona» o «Curtona».
Empezó a definirse como Odón en el año 1205. En el año 1248 se incorpora a la Comunidad de Aldeas de Daroca dentro de la Sexma de Gallocanta y en 1834 se definió como municipio con Ayuntamiento propio .
En lo alto de una cuesta próxima al pueblo se levantaban unas defensas amuralladas con un recinto central donde se encontraba el castillo y en el que se hacían fuertes en las guerras derivadas de las intrigas y casamientos entre los Reyes de Castilla y Aragón (entre 1296 y 1450), llamadas también guerras de los dos Pedros, y aunque la conquista de Odón no fuese decisiva para nada, la verdad es que Odón fue asolado, obligando a sus vecinos a emigrar a tierras mas tranquilas, pero se volvió a reconstruir. A mediados del siglo XIII con la unión de Castilla y Aragón se acabaron las guerras.
Del año 1333 se conserva un documento por el que se concede autorización para la construcción de molinos, y por otra orden real fechada en 1338 se destina la mitad de las primicias (donación que además del diezmo se daba a la Iglesia) para la reparación de la muralla y la construcción de 4 ó 5 torres para su defensa en un montículo en el que actualmente se encuentra la ermita de la Virgen de la Cuesta.
Su población fue muy desigual a lo largo de su historia: El censo de 1373 solo registraba 8 vecinos, para pasar en 1414 a tener 35 vecinos. Hacia el año 1450 sufrió un nuevo saqueo, quemándose la iglesia y parte de sus casas. Quedó el pueblo abandonado hasta que en 1495 comienza a recuperar a sus moradores.